1. ¿Qué es el principio de relevancia? (M. Dubarry y L. G. de la Fuente)
Para evitar una introducción teórica demasiado densa y abstracta,
vamos a poner un breve fragmento de la película Bajo el sol de la Toscana
(Audrey Wells, 2003), de forma que, a partir de él, vayamos ejemplificando algunos
aspectos de la teoría según los vayamos desarrollando. Si antes de ver el vídeo
se lee el diálogo, podemos pensar que varias de las frases no tienen,
aparentemente, demasiada conexión entre sí. Sin embargo, es la teoría de la
relevancia (junto con los efectos contextuales y estímulos extralingüísticos que se adquieren al ver el vídeo) lo que nos hace interpretarlas
con un sentido determinado, como iremos viendo a lo largo de este repaso
teórico:
— Llegas a tiempo para cenar.
— ¡Bravo! ¡Solo ha durado un año!
— Por la libertad.
— Por la libertad.
— Gracias.
— No has bebido. ¡No has bebido!
— A la quinta ha ido la vencida.
— ¡Oh, Dios mío! ¡Patty! ¿Cuándo nacerá?
— En Mayo.
— ¡Mayo! ¡Oh, Dios mío! ¡Voy a ser tía! ¡Por fin voy a ser tía! ¡Sí!
— Un beso.
Como nos recuerda Francisco Yus Ramos en su obra Cooperación y
relevancia. Dos aproximaciones pragmáticas a la interpretación, la teoría
de la relevancia fue introducida por una de las máximas de Grice: la máxima de
pertinencia, según la cual existiría un principio de economía en el lenguaje
que sirviera para comunicar lo que es
pertinente. Dan Sperber, filósofo y antropólogo francés, y Deirdre Wilson,
lingüista británica, han desarrollado a partir de esa idea una teoría general,
conocida bajo el nombre de teoría de la relevancia. Pero no se
trata de una modificación de la teoría de Grice, sino que más bien es una
profundización y una nueva manera de explicar los procesos de comunicación.
Comparten las presuposiciones comunes de la lingüística pragmática, como la
noción de implicatura conversacional (que se refiere al sentido
significado o implícito en una proposición). En el vídeo que hemos puesto como
ejemplo, lo que más destaca son precisamente las implicaturas: la protagonista
se sorprende de que su amiga no haya bebido champán, y eso la lleva a implicar
que puede estar embarazada. El comentario de la otra mujer tampoco es
explícito, sino que dice “A la quinta ha ido la vencida”. A pesar de no revelar
el embarazo textualmente, la protagonista llega a implicar este dato a partir
de la explicatura, que sería la frase en sí.
La teoría de la relevancia utiliza el punto central de la teoría
de Grice, basada en el modelo de inferencia, modelo según el cual el locutor va
a dar a su interlocutor unos índices que, gracias al contexto, permiten mostrar
la intención comunicativa. Frente a la gran cantidad de sentidos que puede
tener un enunciado, el receptor va a elegir el sentido que dará el máximo
número de efectos cognoscitivos con el mínimo número de esfuerzos de
procesamiento (es decir, el oyente interpretará el mensaje de forma que su contenido resulte relevante). Siguiendo el ejemplo que hemos puesto, es precisamente este proceso de inferencia lo que lleva a la protagonista a deducir que su amiga está embarazada, puesto que la frase "A la quinta ha ido la vencida" no tendría relevancia en esta situación si se refiriese a algo que no tuviera nada que ver con el hecho de no probar el champán después de brindar (y sabemos, por la información de fondo compartida, que una embarazada no debe beber alcohol).
Esa
teoría, aunque en sus comienzos fue criticada, cuenta hoy con muchos adeptos y
es una de las más valoradas en pragmática, puesto que no solo explica
todos los actos comunicativos lingüísticos, sino también los extralingüísticos
(por ejemplo, en el vídeo propuesto no hay ningún elemento verbal que lleve a la
protagonista a pensar en la posibilidad de que su amiga esté embarazada, sino
que lo intuye a partir del gesto de dejar la copa en la mesa sin llevársela a
la boca).
Sperber
y Wilson piensan que las personas cooperan entre sí porque tienen algo que
ganar: conocimiento. Esperamos de nuestro interlocutor que sea relevante y que
aquello que diga pueda aportarnos algo. La garantía de relevancia es el hecho
de que cuando una persona produce un estímulo comunicativo deliberado, ese
estímulo merece nuestra atención y merece ser interpretado. Según esta teoría, hay tres tipos de
información:
· La
que es inmediatamente accesible y que no necesita ser procesada.
· La que está totalmente desconectada y
que exige un gran esfuerzo de procesamiento.
· La
que es nueva pero está conectada con la que tenemos: la conexión provoca más
información nueva que no se hubiera podido inferir sin la conexión. En el
ejemplo que estamos desarrollando, la información recibida sería de este tipo,
puesto que la mujer se entera de una noticia nueva pero conoce el hecho de que
su amiga estaba buscando un hijo, con lo cual no necesita hacer grandes
esfuerzos de procesamiento para comprender el dato que acaba de recibir. Por lo
tanto, este tipo de información es el más relevante, porque hay un fenómeno de
multiplicación con poco coste de procesamiento. Los resultados de esta
multiplicación son los efectos contextuales, que pueden darse en
dos sentidos opuestos:
-
La información nueva
permite reforzar informaciones ya existentes en la memoria.
- La
información nueva contradice o debilita informaciones anteriores.
Hemos
mencionado ya la inferencia, que es lo que nos permite saltar de lo dicho a lo
explicado mediante un proceso de razonamiento deductivo, partiendo de unas
premisas para llegar a unas conclusiones. Ante el vídeo que hemos puesto como
ejemplo, si el espectador ha visto la película recordará que esta escena se
produce tras el divorcio de la protagonista, por lo que el brindis que celebran
(“Por la libertad”) le deja inferir que son mujeres que no se sienten a gusto
con el matrimonio. Sin embargo, si no se ha visto la película, el receptor
puede inferir cualquier otra característica de estos personajes (por ejemplo,
podría pensar que acaban de despedir del trabajo a una de ellas y las otras
intentan ver el lado positivo). Esto nos demuestra que la búsqueda de la
relevancia en los estímulos que percibimos tiene mucho que ver con los
conocimientos enciclopédicos que tenga cada persona y con los efectos contextuales que se den
en cada momento.
Tras
presentar brevemente esta teoría, a continuación analizaremos todos los
aspectos que hemos comentado a partir de una serie de anuncios publicitarios.
2. Desarrollo de la práctica
Con estos vídeos pretendemos demostrar cómo los anuncios cumplen con el principio de relevancia de distintas maneras, principalmente llamando la atención del receptor con algo que le resulte pertinente para después darle de manera implicada el mensaje publicitario que les interesa.
a) Anuncios analizados por L. G. de la Fuente
Para llamar la atención del receptor desde el principio, este anuncio
recurre a darle una serie de órdenes mediante la voz en off de una mujer con
tono alegre. Pese a utilizar repetidamente el imperativo, no hace peligrar la
cortesía, sino que la fomenta, puesto que invita a hacer algo que el espectador
desea. En las ocho primeras frases utiliza varios sentidos figurados o
metafóricos del verbo ‘comer’: en algunos casos significa ‘olvídate de’ (en
‘cómete el estrés’), en otros ‘mima’ (en ‘cómete a tu príncipe azul’), o
incluso ‘lígate’ (en ‘cómete a un veinteañero’). Todas estas ‘órdenes’ se
acompañan de imágenes caseras y cotidianas, para que el espectador se vea más
identificado y se sienta más cerca de ese positivismo y vitalidad que quiere
transmitir el anuncio.
Por la utilización tan reiterada del verbo ‘comer’, el principio de
relevancia permite que vayamos infiriendo que el objeto de este anuncio tiene
que ver con la alimentación, aunque nada de lo que se ha dicho en él menciona
ninguna comida. Por fin en la siguiente imagen se ve una mano untando un plato
de mayonesa Ligeresa, mientras la voz en off dice: “Come, y no te dejes nada en
el plato”. Este enunciado puede dar lugar a dos implicaturas diferentes según
los efectos contextuales: por un lado, el receptor ha estado interpretando las
frases anteriores con un sentido metafórico, por lo que aquí está predispuesto
a captar un significado diferente del literal (ese ‘no te dejes nada en el
plato’ puede seguir siendo, como las órdenes anteriores, una invitación a no
desaprovechar nada de lo que le ofrezca la vida, continuando con ese mensaje
positivo y vitalista). Por otro lado, gracias al principio de relevancia
sabemos que estamos ante un anuncio de mayonesa, conocimiento por el cual
llegamos a la implicatura de que, en realidad, a lo que nos están invitando es
a consumir este producto (recurriendo al típico gesto de untar la mayonesa que
queda en el plato para aprovecharla).
Para terminar, vemos unas letras de colores sobre un cielo azul, todo ello
transmitiendo la misma alegría que el resto del anuncio (haciendo que el
espectador asocie las connotaciones positivas de estos colores con la marca del
alimento, siguiendo la teoría del condicionamiento clásico). Estas letras
forman la marca del producto y su eslogan, que escuchamos mientras leemos:
“Ligeresa. La vida no está hecha para contar calorías”. Por un lado, el nombre de
esta mayonesa nos remite a algo ligero (término en que vuelven a converger los
dos sentidos del anuncio: por una parte, la despreocupación, y, por otra,
la referencia a una comida que no engorda). En cuanto al eslogan, vuelve a
tener esa misma ambigüedad, puesto que está diciendo que la vida hay que
aprovecharla en momentos que valgan la pena a la vez que deja inferir que esa
mayonesa tiene pocas calorías y por tanto no hay que privarse de ella si no se
quiere engordar. Esta última interpretación es la que sabemos que quiere darnos
el spot, puesto que el hecho de que tenga un objetivo publicitario nos
lleva a implicar su interés por motivarnos a elegir el consumo de esa marca.
Por tanto, siguiendo la teoría de Sperber y Wilson, el anuncio cooperaría
con el receptor en cuanto a que le deja inferir fácilmente su mensaje: los
beneficios de consumir mayonesa Ligeresa. A su vez, el espectador se siente
cómodo al ver este spot, pues en él se le invita a hacer cosas que
desea y eso le lleva a asumir su parte en la cooperación y ver más relevancia
en él.
Destaca el hecho de que este anuncio parece estar dirigido a mujeres,
destinatarias que ya identifica desde el principio al decir “Cómete el
90-60-90” en referencia a las 'medidas perfectas' de un cuerpo femenino, según el tópico (tópico que posiblemente no compartan otras culturas diferentes a la de la sociedad occidental actual, por lo que si alguien ajeno a ella quisiera comprender la relevancia de este enunciado, tendría que hacer grandes esfuerzos de procesamiento para conseguir un efecto cognoscitivo cuyo grado de relevancia es mínimo en este anuncio). También influye el hecho de que sea una mujer la que hable y que lo
haga en tono amistoso. Por tanto, se ve claramente que a esta marca le interesa
atraer al público femenino, que en teoría es el sector más preocupado por la
alimentación sana y las dietas adelgazantes. Por este motivo, seguramente un
hombre que vea este anuncio no se acordará de esta marca cuando tenga que
comprar mayonesa, pero eso no significa que el anuncio haya fallado, sino que
tiene un mensaje pensado en ser relevante mayoritariamente para mujeres. Otro
interés que puede haber en escoger este tipo de público es el hecho de que
tradicionalmente son las mujeres las que van a comprar, por lo que la empresa publicitaria puede haber pensado que les conviene más
llamar la atención de ellas.
Lo primero que aparece en el anuncio es una chica que se siente sola por haberse inventado un chiste del que nadie se ha reído. Esto produce una conexión con el espectador, ya que es una situación en la que probablemente se haya visto alguna vez, y después aumenta su interés al mostrarle personas que admiten haber provocado otras situaciones en que se han podido sentir ridículas, y que lo admiten con naturalidad y mediante una canción pegadiza. Algunas de estas situaciones están pensadas para que el espectador se sienta identificado y vea que no es el único al que le ha pasado (como la pancarta en que se puede leer “Yo lloré con el Titanic”), y otras tienen la intención de hacer reír al receptor, a la vez que dan a entender que por mucho que hayan hecho el ridículo podría haber sido peor (como los chicos cantando “Me peiné a lo Colón”).
El anuncio ha conseguido, hasta ahora, la simpatía con el espectador
gracias a todos estos recursos. Solo le falta mostrarle cuál es la relevancia,
cuál ha sido el motivo de haber planteado esa situación. Y tiene al receptor
atento, predispuesto a captar lo que le digan, puesto que el anuncio ha
conectado con él y por tanto espera que lo que venga a continuación sea
relevante. Y nos va acercando a esa relevancia mediante la voz en off que nos
dice: “¿A que está bien ser natural?”, interrogación que no busca una respuesta sino una aserción por parte del receptor, y que recoge la idea de que todos hemos hecho
cosas que los demás no han visto con buenos ojos y no debemos sentirnos
avergonzados por ellas. Esta frase se acompaña de una imagen en que aparece un
chico tomando Trina, de forma que el espectador (por la teoría del
condicionamiento clásico) asocie esa bebida con la naturalidad, al ser un
refresco de frutas y aparecer en un contexto en que todo el mundo ha contado
despreocupadamente sus momentos más risibles. Nuevamente nos encontramos ante
un enunciado publicitario ambiguo: siguiendo las situaciones presentadas en el
anuncio, eso de “está bien ser natural” puede interpretarse como una forma de
quitar importancia a todos los momentos más o menos vergonzosos, pero los
efectos contextuales en que lo percibimos nos llevan a inferir que lo que se
está elogiando no es precisamente la naturalidad de los actos ridículos… sino
que, a continuación, esta misma voz en off nos descubre el interés de esta
marca al hacer ese anuncio: “Bienvenido al nuevo Trina. Envasado sin burbujas,
sin conservantes” (resaltando la naturalidad del producto en esa última frase),
para terminar con una expresión que recoge la idea que ha desarrollado a lo
largo del anuncio: “Y no te compliques”.
Los esfuerzos interpretativos que exige este anuncio son escasos, y, además de aportar conocimiento sobre la marca, transmite un mensaje agradable para el receptor, puesto que puede causarle tanto humor como comprensión y despreocupación, por lo que la relevancia está bien lograda.
Los esfuerzos interpretativos que exige este anuncio son escasos, y, además de aportar conocimiento sobre la marca, transmite un mensaje agradable para el receptor, puesto que puede causarle tanto humor como comprensión y despreocupación, por lo que la relevancia está bien lograda.
Este anuncio, al igual que los dos anteriores, pretende causar una
sensación en el receptor para predisponerle a captar la relevancia de su
mensaje publicitario. La diferencia es que no recurre a transmitir vitalidad,
como hacían los otros, sino que busca algo más original, y es que tranquiliza
la conciencia del espectador sin pedirle nada. Para ello, muestra un aula con
niños de varias razas cantando juntos, lo que transmite ternura, inocencia,
tolerancia, igualdad, etc. La canción que cantan es Whatever, del grupo Oasis,
cuyo estribillo dice algo así como “Soy libre para ser cualquier cosa que yo
escoja”. Al estar cantada por niños, esta versión suena de forma bastante
diferente a la original, parece más emotiva y su mensaje más positivo. Durante
todo el anuncio no escuchamos nada más que el coro de niños, y eso hace que el
espectador asocie todo lo que transmiten sus voces con los mensajes escritos
que se van leyendo en la pantalla. En estos mensajes se ven datos supuestamente
objetivos y fiables, contados de forma que parezcan datos positivos (tal vez la
idea de que “Por cada tanque que se fabrica en el mundo se fabrican 131 mil
peluches” no nos parecería tan positiva si en lugar de ver la imagen de unos
ositos en una cinta transportadora se nos mostrara a doscientos niños
explotados cosiéndolos en condiciones laborales precarias). Como curiosidad,
hemos encontrado un vídeo a imitación de este en el que se
replantean todos los datos que se citan aquí y termina con un eslogan bastante
diferente.
Con todos estos recursos, el anuncio consigue que el espectador tenga una
sensación de esperanza en un mundo mejor sin invitarle en ningún momento a
abandonar sus comodidades. La relevancia publicitaria llega con el último ‘dato
estadístico’: “Por cada arma que se vende en el mundo… 20 mil personas
comparten una Coca-Cola”. En un primer momento, el hecho de comparar los
problemas del mundo con esta bebida podría parecer completamente irrelevante y
disparatado, pero el anuncio consigue una forma muy acertada de mezclar ambos
temas. La clave de ello está en la palabra ‘comparten’, que denota solidaridad
y generosidad, de forma que opone estos valores humanos con el comercio de
armas. Si el anuncio dijera “Por cada arma que se vende en el mundo… 20 mil
personas se beben una Coca-Cola”, al espectador le daría la sensación de que se
está identificando tomar Coca-Cola con ser egoísta e indiferente ante los
problemas. Sin embargo, de esta manera, el refresco pasa a ser sinónimo de
armonía, amistad, unión o tranquilidad, frente a todos los problemas que se han
visto antes. Por tanto, aquí se corrobora lo que ya veíamos en los anuncios
anteriores: la teoría del condicionamiento clásico es enormemente recurrente
para la publicidad. El anuncio ha conseguido de una forma muy eficaz que el producto tenga una
buena imagen para los consumidores y sea para ellos más relevante que otras
marcas.
En cuanto al grado de relevancia, se puede decir que será distinto dependiendo de los conocimientos y el carácter de quien lo vea. En cualquier caso, al estar la mayoría de nosotros acostumbrados a recibir la información opuesta (cada vez que nos hablan del mundo es para decirnos algo negativo y desesperanzador), este anuncio contradice (o, al menos, debilita) la información que ya tenemos sobre la realidad. La empresa publicitaria ha dado suficiente fuerza a este mensaje, argumentándolo con datos 'estadísticos' además de adornarlo con las imágenes y la canción escogidas, con el objetivo de que el espectador lo considere fiable. Así, habrá receptores que, por el motivo que sea (tal vez por comodidad, por tranquilidad de conciencia, o simplemente por ingenuidad), vean más relevancia en esta nueva información recibida que en los conocimientos que ya tenían sobre el mundo.
A diferencia de los spots anteriores, donde se llamaba la
atención del receptor con estímulos ajenos al interés comercial y se le iba
acercando poco a poco a la finalidad publicitaria, aquí se comienza
explicitando la marca del producto. Al decir “TurroneX, con X de Mixta”, el
espectador reconoce la introducción como propia de los anuncios de esta bebida.
Seguidamente se nos muestra a dos personajes un tanto curiosos: una tableta
de turrón blando dialogando con una de turrón duro sobre las aceitunas de la
cesta de Navidad. Esta situación es bastante absurda, y los personajes encarnan
un doble sentido a los términos ‘turrón blando’ y ‘turrón duro’: aparecen
identificados por sus brazos (flacos los del primero y musculosos los del
segundo) así como por sus voces (melosa la del primero y ruda la del segundo).
Esta caracterización se evidencia sobre todo en el comentario de ‘Duro’ que da
lugar al chiste, cuando confiesa que le han gustado más los huesos que las
propias aceitunas. Finalmente, como si se tratara de una película, se enfoca en
primer plano a cada uno de los turrones mientras se leen sus nombres y una voz
en off dice: “Duro es muy duro y Blando es muy blando, y los dos te desean
Feliz Navidad”.
El espectador no encuentra una relevancia que le ayude a ver la relación
entre Mixta y el chiste de los turrones. Entonces desaparecen los personajes de
la escena y se ve una imagen de una lata de la bebida con su eslogan al lado, y
como toda explicación tenemos ese enunciado: “Sabe a Mixta”. El receptor del
anuncio puede reírse, o bien quedarse con cara de no entender qué acaba de ver.
Lo que viene a decir el eslogan final es algo así como “No le busques un
sentido, es así y punto”. Por tanto, la pertinencia (tanto en este anuncio como
en todos los de esta marca) se basa en el humor absurdo, que causa la risa
precisamente por la ruptura del principio de relevancia.
Además, el chiste de este anuncio puede ser entendido incluso por alguien que desconozca nuestra cultura, ya que al verlo adquiere unos efectos cognoscitivos (la existencia de un turrón blando y un turrón duro) con pocos esfuerzos interpretativos (puesto que ambos turrones aparecen caracterizados con personalidades acordes con sus nombres). Por tanto, el chiste adquiriría un nuevo grado de relevancia, ya que, aunque siga sin tener nada que ver con la marca que lo promociona, puede ayudar a que una persona ajena a nuestro entorno cultural recordara con facilidad estos dos típicos dulces navideños.
Además, el chiste de este anuncio puede ser entendido incluso por alguien que desconozca nuestra cultura, ya que al verlo adquiere unos efectos cognoscitivos (la existencia de un turrón blando y un turrón duro) con pocos esfuerzos interpretativos (puesto que ambos turrones aparecen caracterizados con personalidades acordes con sus nombres). Por tanto, el chiste adquiriría un nuevo grado de relevancia, ya que, aunque siga sin tener nada que ver con la marca que lo promociona, puede ayudar a que una persona ajena a nuestro entorno cultural recordara con facilidad estos dos típicos dulces navideños.
b) Anuncios analizados por V. M. Bárcena
En este
anuncio, se nos presentan varias reacciones diferentes ante el despido de un
empleado por su jefe, que, como vemos, “sin rodeos” ni tacto alguno, le dice
que es un nuevo parado.
En el primer
caso, el joven le demuestra la alegría de no tener que soportar ningún día más
a su jefe, lo que nos da pie a pensar que su vida era desgraciada en esa
empresa tan grande, pues el momento en que la cámara nos enseña la cantidad de
mesas que hay en ese piso donde él trabaja, nos lo demuestra. En el segundo
caso, el nuevo parado se convierte en el protagonista de una tragedia de ópera,
donde destacan los tonos oscuros y las voces bajas, dándole mayor aspecto de
drama al momento. Además, el jefe forma parte también de la obra, y cuando le
enfocan da la sensación de que es el malo de la película. En el tercero, en
cambio, el jefe resulta ser una víctima de una reacción inmadura por parte de
su ex empleado, que decide sacarle a la calle por la fuerza y hacerle recorrer
un tramo de la carretera, mientras lo arrastra y canta amenazadoramente.
La cuarta y,
según los publicistas, mejor opción, consiste en que, el jefe observa, algo
atónito, como el joven bebe tranquilamente un sorbo de su botella de Coca-cola.
Con el eslogan “Acostúmbrate a elegir”, relacionan la primera parte del
anuncio, en que el joven elegía varias formas de reaccionar ante una mala
noticia, con la segunda, en la que, de todas los refrescos que se venden, el
joven ha elegido Coca-cola.
Siguiendo el
modelo inferencial que proponen Wilson y Sperber, tenemos que, con los cuatro
ejemplos de reacciones ante una mala noticia, el publicista quiere decirnos
algo. Si sólo nos hubiera señalado una opción –cualquiera de ellas–,
hubiéramos supuesto que eso es lo que hace el protagonista del anuncio; pero al
señalarnos una posible alternativa, damos por supuesto que quiere decirnos algo
más. El hecho de suponer que nos quiere decir algo más, es la base de la teoría
de la relevancia. En palabras de los propios autores, tenemos que “un acto de
ostensión porta su garantía de relevancia y este hecho manifiesta la intención
que hay detrás de la ostensión”. La ostensión es, pues, el abanico de
posibilidades que nos muestra el publicista, dentro de un nivel básico, con el
que busca compartir cierta información ("Acostúmbrate a elegir") de manera
intencionada, o sea, en un segundo nivel.
La suposición
de este anuncio se basa en que, a lo largo de la vida, vamos a tener que elegir
muchas veces, como nos recuerda, irónicamente, Danny Boyle en Trainspotting.
Sin embargo, esta suposición cobra relevancia dentro del contexto creado por
los publicistas porque sólo en un contexto apropiado, dicha suposición puede
ser relevante. En otras palabras, si dicha suposición no genera efectos
contextuales, es decir, si al conocer el eslogan no comprendemos lo que ha
querido decir en conjunto con la información que nos ha ido otorgando en un
principio, la cual hemos contrastado con nuestro saber enciclopédico, entonces
es que no es relevante.
Si, por el
contrario, con muy poco esfuerzo, hemos comprendido a dónde quiere llegar
(hemos producido un alto número de efectos contextuales) entonces sí ha
cumplido los parámetros de la teoría de la relevancia. Si, por ejemplo, no
hubiera dicho nada al final y sólo nos hubiéramos quedado con las distintas
opciones que el publicista nos deja, nuestro papel variaría de una manera significativa.
Según nuestra información enciclopédica, es decir, todo lo que sabemos del
mundo y nuestra experiencia para con él, tenemos que un anuncio equivale a una
intención patente y explícita de querer convencernos de algo, por muy sutil que
parezca en su desarrollo.
Así pues,
aunque no estuviéramos seguros de qué nos quiere vender el autor del anuncio, sí
sabríamos que quiere vendernos algo. Esta diferencia es lo que distingue la
intención informativa de la comunicativa, ya que esta última es una característica
inherente a la publicidad. Sin embargo, ya hemos señalado que los anuncios
tienden a ser “sutiles” en cuanto a la hora de vendernos algo, por lo que, en
el momento en que los publicistas de Coca-cola nos enseñan las distintas
escenas tras el despido, estamos ante un indicio indirecto de la sub-intención
del emisor. El indicio indirecto se basa en nuestra –la del interlocutor
–intención para buscar la información que, estamos seguros, el anuncio quiere
comunicarnos. Si, como hemos supuesto, de manera hipotética, no tuviéramos ese
apoyo final que da el eslogan, estaríamos ante una situación en la que tendríamos
que invertir un mayor esfuerzo a la hora de sacar efectos contextuales, pero
que, muy probablemente, no serían satisfactorios, y al no serlos, los eliminaríamos.
La teoría de la relevancia se estructura a partir de la relación inversamente
proporcional entre el número de efectos contextuales y el esfuerzo cognitivo
que requiere. Si, como hemos visto en el caso hipotético, un aumento del
esfuerzo no supusiera, ni siquiera, un aumento de los efectos contextuales,
entonces la información que poseemos, una de dos, o está incompleta (como sería
el caso) o es irrelevante; y no puede ser irrelevante, porque la idiosincrasia
del anuncio nos avisa de que el emisor pretende comunicarnos algo.
En el
siguiente anuncio, nos presentan a un padre y a un hija desayunando de una
manera curiosa y, en cierto modo, algo innatural, pero que se basa en el
principio de que todos los niños, a edades tempranas, tienden a repetir lo mismo
que ven alrededor. Así, si el padre se pone la servilleta, para no mancharse;
echa la leche en la taza, y luego la bebe sin mirar, antes de pegarle un
mordisco a un galleta y devolverla a su plato; la niña reproduce con gran
exactitud lo que su padre ha hecho.
El eslogan
del anuncio es “Si tú lees, ellos leen”, pues mientras ambos desayunan, están
leyendo. Y, cuando vemos que la niña mira a su padre para comprobar que lo
está haciendo bien, y ve cómo él ha doblado la esquina de una página de un libro
para marcar por dónde va –algo que no comparten todos los amantes de la lectura– ella lo imita, reforzando el mensaje de la voz en off, que trata de inculcar
la idea de que el educar en la lectura, es algo que, a parte de en las
escuelas, también se aprende en casa.
En este
caso, la relevancia que adquiere el eslogan no es tan importante como en el
caso anterior, o al menos, no de manera oral. El apoyo que otorga el código
verbal a las ostensiones radica en la intención informativa frente a la
comunicadora, es decir, que gracias al eslogan sabemos qué nos está
trasmitiendo. Sin embargo, ya hemos dicho que en este caso no es tan importante
esta ayuda, pues sin ella seguimos produciendo efectos contextuales positivos. La razón
es sencilla. Si la comunicación entre los seres humanos no se construye a
partir de esquemas verbales, pero sí lo hace a partir de la relevancia de los
imput que los interlocutores se envían, entonces, es que hay esquemas no
verbales que también infieren a la hora de otorgar relevancia en el proceso de
comunicación.
Uno de los
sentidos a los que más damos prioridad, si no estamos privados de él, es la
vista. Gracias al Detector de Dirección Ocular podemos apreciar los estímulos
ostensivos que se sirven de la mirada para comunicarnos algo. Muchas veces, no
necesitan palabras para que los comprendamos y, a partir de ahí, reaccionemos.
Es más, la clave de los anuncios de televisión está basada en esto mismo. Si el
carácter típico de un anuncio nos indica que estamos ante una intención
comunicativa; nuestra experiencia cognitiva añadirá la concepción de que la
información relevante puede “codificarse” de manera visual, lo que, en sí
mismo, es información relevante, ya que amplía los efectos contextuales y añade
datos a nuestra información enciclopédica.
De esta
manera, al percatarnos, por la intención comunicativa del anuncio, de que nos
quiere decir algo, pondremos mayor atención a lo que está sucediendo ante
nuestros ojos. Lo antinatural en la manera de la niña de copiar cuanto hace su
padre choca con nuestras premisas, y activa la comprensión de que algo está
pasando ahí. Ese algo resulta ser lo mismo que reza el refrán “predica con el
ejemplo” que lleva a cabo el padre, algo que, sin embargo, en una segunda
ojeada nos fijamos en que no hace la madre. Si los dos tutores hacen cosas
diferentes, y la niña sólo imita a uno de ellos, desecharemos, pues, la idea de
considerar lo que hace la madre, ya que carece de relevancia para nosotros, y
nos fijaremos, con más atención, en la actitud del padre.
Por
supuesto, para que no quede lugar a dudas, la voz en off del anuncio nos
ofrece un apoyo, que no el único como en el anuncio anterior, para que eso que
hemos percibido como “lo comunicado” no lo confundamos con otra cosa. Si la
intención comunicativa de este enunciado resulta ser la pieza clave para que
lleve a cabo la intención informativa, entonces, sí, debemos considerarlo como
un enunciado relevante, como es el caso. Además, como último apoyo, en
este caso, visual, tenemos el momento en que el padre dobla la página y
la niña lo imita de nuevo, porque la intención comunicativa del anuncio es
ampliar nuestro conocimiento enciclopédico de que los niños copian las acciones
de sus padres, y llevar a la deducción de que “si tú (los padres) lees, ellos (los
niños) leen”.
En este anuncio de Vodafone, los publicistas quieren
dar a entender que la atención al cliente es uno de sus grandes servicios, y
por eso presentan la siguiente situación. Un nuevo comprador de un Smartphone
se sorprende tanto al ver que la empleada pretende configurar su correo y
sus contactos, y, que además, le pregunte si puede recomendarle o no una
aplicación, que el chico cree que se ha enamorado de él, y comienza a
fantasear. Evidentemente, cuando el chico se declara, la cara de la chica
parece un poema, porque lo que para ella es sólo trabajo, él lo recibe como una
amabilidad sin precedentes. Y esa es la idea que pretende dar Vodafone y que
señala al finalizar la escena, aclarando que lo que realmente ha pasado es la
existencia de un nuevo servicio en la atención al cliente.
Este ejemplo nos sirve, de manera muy clara, para
explicar, a partir de él, una de las características de la teoría de la relevancia: aquella que trata sobre los estímulos ostensivos. Como
ya hemos visto en los anuncios anteriores, un estímulo ostensivo es la pieza
clave para que el receptor se proponga “tomarse en serio” o buscar la
relevancia del enunciado que le están tratando de comunicar. Sperber y Wilson
señalaron que “los estímulos ostensivos son por completo irrelevantes a menos
que sean tratados por el destinatario como ostensivos”, es decir, que la
relevancia de ellos radica en la decisión del interlocutor en tomarlos como tal
o no.
En el anuncio que acabamos de ver, tenemos a un joven que
se toma como relevantes estímulos que su interlocutora le envía pero que no
buscan atención alguna. Sin embargo, por la voz en off del chico, sabemos que
éste ha visto otra relevancia en sus palabras, a pesar de que no tienen ninguna
ambigüedad. Tras esta idea general, Sperber y Wilson “ponen cierto énfasis en
la capacidad del emisor para llamar la atención de su interlocutor sobre
la relevancia de su acto comunicativo”. En otras palabras, muchas veces, aunque
no tomemos por relevantes algunos estímulos ostensivos, los emisores sí los han
lanzado con esa intención.
El grado de relevancia de los estímulos que se
disparan durante un proceso comunicativo varía independientemente y tampoco
pueden ser procesados a nivel conceptual. Sin embargo, los estímulos ostensivos
son, por propia definición, relevantes, aunque la naturaleza de esta relevancia
(si está o no) radica en la predisposición del receptor para asimilarlos como
tales. Es preciso señalar, también, que tras la repartición de
Sperber y Wilson de las responsabilidades entre emisor y receptor, las premisas
que explican la teoría de la relevancia nos dejan entrever que, para que el
joven haya llegado a la conclusión que llega, es porque ella ha tenido que
enviarle algún estímulo con una clara intención –o al menos, para él– comunicativa.
Con esta idea es con la que juega el
anuncio, ya que el joven no es el único receptor de las palabras de la
dependienta, sino que comparte con nosotros esta tarea. Tras la reacción de la
chica, normal para nosotros, suponemos que realmente él es el que ha dado una
relevancia mayor a estímulos que no eran, en sí mismos, ostensivos. Esta idea
nos recuerda, además, a esa disculpa típicamente machista y bastante
despreciable y despectiva, de muchos violadores cuando argumentan en su defensa
“es que iba provocando”. En realidad, ninguna de las dos chicas (la del
anuncio, y la víctima de cualquier crimen de este calibre) lanzaba ningún
estímulo que tuviera que ser tomado de manera tan ostensiva como para que sus
receptores llegaran a entender lo que pensaron; pero, en ambos casos, dependía
de la relevancia que le dieron ellos porque sí. Porque, probablemente, tenían
activada la predisposición de “quiero entender que me dice esto”, algo típico
de los que se engañan a sí mismos y ven lo que quieren ver, en otras palabras,
que consideran ostensivos estímulos que les apetece que lo sean,
independientemente de la intención, tanto comunicativa como informativa, con
las que hayan sido enviados.
En este anuncio de coches, vemos el típico juego que normalmente hacen las
fichas de dominó al caer unas sobre otras, pero con las piezas de un automóvil
que, casi sin ruido y con una delicadeza algo genuina, nos demuestran su
eficacia. Finalmente, el eslogan resume el anuncio cuando dice que es bonito cuando las cosas, simplemente, funcionan. Y lo cierto es que el anuncio, al
menos a mi parecer, resulta bonito por eso mismo, porque cada pieza ha llevado
a cabo su trabajo, y al final, hemos visto el producto resultante: un automóvil
Honda.
La relevancia,
en este caso, funciona de manera similar al anuncio de “si tú lees, ellos
leen”, ya que, a través de los estímulos visuales, vamos buscando la relevancia
que, si bien podemos adivinar antes de que llegue la parte del eslogan, con el
enunciado de la voz en off, la información cobra valor y otorga una fuerza a la
intención comunicativa que antes sólo suponíamos que había en la primera parte
del vídeo. Es importante señalar que, en esta primera parte, en un principio y
sin haber visto antes el anuncio, puede resultar algo difícil entender de qué
va el asunto; al menos, cuando empiezan a aparecer piezas que no reconocemos
a primera vista, los usuarios no entendidos en locomoción, propias de un coche.
El
procesamiento, pues, que se requiere para comprender esta primera parte por sí
sola, necesita un grado de esfuerzo mayor que va minimizándose según avanza el
anuncio. La idea del publicista es que el receptor, es decir, nosotros, vayamos
comprendiendo el anuncio poco y, activada ya nuestra predisposición a la
intención comunicativa, que ya hemos dicho que es característica de los
anuncios, estaremos buscando la relevancia que “ha de tener” ese estímulo
visual para nosotros.
El contexto que, además, proporciona el eslogan nos
hace caer en la telaraña que, sutilmente, ha ido tejiendo el anuncio, antes de
rematar con la frase de gracia. Es decir, que poco a poco nos induce a pensar
que tiene razón, que es bonito que las cosas funcionen, y esto termina por ser
una premisa que, combinada con el conocimiento enciclopédico que nos otorga la
experiencia, provoca efectos contextuales positivos que nos facilitan la
comprensión del mensaje, y, finalmente, reducen al mínimo el coste de
procesamiento.
c) Anuncios analizados por M. Dubarry
En ese anuncio vemos a una mujer en Ikea que paga en la caja de manera
totalmente normal. Pero justo después de haber pagado, leyendo su
tiquete, vemos que hay una cosa que no es normal. Sonríe de manera extraña,
sale casi corriendo de la tienda, con sus compras en las manos. Después se
esconde detrás de un coche, mirando como si alguien la siguiera, y por fin corre
hasta su coche gritando “¡Enciendeeeee, enciende el cocheeee!”. Se ve en fondo
blanco una frase que dice “no, no es un error”. Después la mujer sigue gritando
“¡Enciende, enciende!”. El marido enciende rápido el coche, en la pantalla
vemos “En Ikea, los precios son bajos todo el año”, y por fin la mujer grita
muy fuerte con un gesto de victoria.
Durante todo el anuncio podemos oír una música muy estresante que nos hace
pensar en las películas de terror, con un héroe que tiene miedo y que imagina ser atrapado por un monstruo.
Cuando vemos ese anuncio, al principio no entendemos por qué la mujer tiene
miedo a ser descubierta en el parking del Ikea después de haber pagado sus
compras. Al final, con el “En Ikea, los precios son bajos todo el año”,
entendemos que lo que temía era un error en la cuenta a causa de los precios tan bajos. Al final temía haber robado algo y quería irse rápido de Ikea por si acaso un
empleado hubiera salido para reclamarla dinero.
La relación entre el comportamiento muy prudente de la mujer, la música
estresante y el mensaje del anuncio nos permite entender gracias al principio
de relevancia de Sperber y Wilson que lo que teme la mujer es un error en la
cuenta. Lo cómico viene del hecho de que reacciona como una criminal que ha
robado algo. Es eso en lo que juega Ikea, la mujer piensa haber robado algo
mientras que los productos de Ikea son muy baratos. El “Wahoooooo” de la mujer
al final del anuncio da un efecto muy cómico al anuncio, lo que permitirá
acordarse de él al momento de comprar unos muebles en kit.
La relevancia parece muy alta porque el espectador ha podido aprender cosas
sin esfuerzo mayor, a través del humor del anuncio.
Traducción de las frases:
“Observamos el efecto de Evian en su organismo”
“Beber cada día un agua pura y equilibrado en minerales entretiene la
juventud de su cuerpo”
“Evian, declarada fuente de juventud por su cuerpo”.
En esa publicidad vemos a gente de todas las edades y en todo tipo de situaciones
cantando el famoso We will rock you de Queen, pero con voces de niños.
Al principio, en el medio y al final del anuncio vemos unos mensajes. El
primero nos invita a ver los efectos de Evian sobre la gente, el segundo nos dice que
Evian retiene la juventud en el cuerpo, y el último apoya el segundo.
La relevancia es alta, entendemos fácilmente la relación entre el anuncio (que a primera vista puede ser muy extraña) y el mensaje que quiere hacer pasar Evian. Parece lógica la relación entre la juventud que da Evian y el hecho de que la gente cante con voces de niños. El humor viene del hecho de que son gente totalmente diferente que canta, en particular la persona que tiene entre 50 y 60 y que parece muy seria, o la mujer en la fotocopiadora que parece tener placer al cantar esa canción durante su trabajo.
No hay nada complicado que entender y la utilización de una canción muy conocida como We Will Rock You de Queen, pero cantado con voces de niños pequeños, permite acordarse fácilmente del anuncio y hacer la relación con el lado “joven” de Evian.
La relevancia es alta, entendemos fácilmente la relación entre el anuncio (que a primera vista puede ser muy extraña) y el mensaje que quiere hacer pasar Evian. Parece lógica la relación entre la juventud que da Evian y el hecho de que la gente cante con voces de niños. El humor viene del hecho de que son gente totalmente diferente que canta, en particular la persona que tiene entre 50 y 60 y que parece muy seria, o la mujer en la fotocopiadora que parece tener placer al cantar esa canción durante su trabajo.
No hay nada complicado que entender y la utilización de una canción muy conocida como We Will Rock You de Queen, pero cantado con voces de niños pequeños, permite acordarse fácilmente del anuncio y hacer la relación con el lado “joven” de Evian.
Traducción de las frases:
“Es mi regaloooooooo”
“AAAAAAAAAHHHHH, ES MI REGALOOOOOOOOOO”
“Encontré de nuevo el placer”.
Ese anuncio se separa en dos partes. Primero vemos a una chica que debe de tener unos 7 años el día de su cumpleaños. Abre un regalo y parece muy contenta, grita, grita y al final dice “Es mi regalooooooo”.
La segunda parte debe pasar unos 20 años mas tarde… vemos a una mujer que sale de su nuevo coche del concesionario, para el coche y se pone a gritar, terminando con “Es mi regalooooooo”. Las personas que trabajan cerca la miran de manera un poco extraña. Al final se va del concesionario.
Ese anuncio se separa en dos partes. Primero vemos a una chica que debe de tener unos 7 años el día de su cumpleaños. Abre un regalo y parece muy contenta, grita, grita y al final dice “Es mi regalooooooo”.
La segunda parte debe pasar unos 20 años mas tarde… vemos a una mujer que sale de su nuevo coche del concesionario, para el coche y se pone a gritar, terminando con “Es mi regalooooooo”. Las personas que trabajan cerca la miran de manera un poco extraña. Al final se va del concesionario.
La relevancia es muy evidente, cuando vemos luego la segunda parte no
entendemos qué hace esa mujer mayor en su coche. Solo cuando grita de la
misma manera que la niña entendemos, por el principio de relevancia, que es la misma persona con un mínimo
de 20 años de diferencia. La relevancia publicitaria viene en el momento en que sale el coche
del concesionario, sabemos que el anuncio es para vender un coche, no depende del
resto del anuncio.
La mujer reacciona como cuando era pequeña, el coche es su “regalo” y hace
el lazo entre su infancia y su adultez. Ese coche parece ser la única cosa que
puede darle una felicidad tan infantil pero tan grande como la de su fiesta de
cumpleaños de niña de unos 7 años.
Finalmente, a partir de la segunda parte la inferencia es muy buena, no se necesita mucho esfuerzo para entender el resto del anuncio y la meta del constructor de coches.
Traducción de las frases:
"La marmota pone el chocolate en el papel de aluminio".
"Por supuesto".
En esa publicidad vemos a un excursionista que anda por la montaña y que ve una pequeña casa. Quiere ver lo que hay dentro a través la ventana. En el interior de la casa vemos una escena muy extraña: ve una vaca a la que un hombre está ordeñando, un perro que trae un cubo de leche a una mujer que remueve un gran recipiente con chocolate en que ha añadido la leche traída por el perro. La vaca acciona una máquina que vierte el chocolate líquido en el molde de las tabletas de chocolate, y al final bajo la mirada sorprendida del excursionista, vemos una marmota que dobla el papel de aluminio sobre el chocolate. Una vaca acciona otra máquina que hace partir un cajón de plaquetas de chocolate, y se ve todo el taller en vista panorámica.
"La marmota pone el chocolate en el papel de aluminio".
"Por supuesto".
En esa publicidad vemos a un excursionista que anda por la montaña y que ve una pequeña casa. Quiere ver lo que hay dentro a través la ventana. En el interior de la casa vemos una escena muy extraña: ve una vaca a la que un hombre está ordeñando, un perro que trae un cubo de leche a una mujer que remueve un gran recipiente con chocolate en que ha añadido la leche traída por el perro. La vaca acciona una máquina que vierte el chocolate líquido en el molde de las tabletas de chocolate, y al final bajo la mirada sorprendida del excursionista, vemos una marmota que dobla el papel de aluminio sobre el chocolate. Una vaca acciona otra máquina que hace partir un cajón de plaquetas de chocolate, y se ve todo el taller en vista panorámica.
Se corta la escena y pasamos a un supermercado. El excursionista está aquí con dos mujeres (que suponemos, por el principio de relevancia, que son una empleada del supermercado y una cliente o la mujer del excursionista que quiere pagar sus compras en la caja) y explica a la de derecha que “la marmota pone el chocolate en el papel de aluminio”. La mujer le contesta un “Por supuesto” un poco desesperado.
La relevancia aquí no es evidente, tenemos un poco la misma reacción sorprendida que el excursionista porque aunque hacemos un esfuerzo grande para entender de qué trata el anuncio, la escena con los animales, el chocolate, etc., no es una escena normal y no vemos a primera vista qué tiene que ver con el chocolate Milka. Podemos entenderlo a partir del momento en que la marmota pone el chocolate en el papel de aluminio porque vemos las tabletas violetas con la marca “Milka”, pero si no miramos atentamente no es el caso.
El humor viene del hecho de que el excursionista quiere explicar su visión a una mujer que no le cree y parece atónita. Así la teoría de la relevancia no se cumple durante el anuncio, porque el esfuerzo es máximo y los efectos son mínimos, puesto que no nos da una información interesante sobre el producto, y no hay inferencia.
3. Conclusiones (V. M. Bárcena)
Gracias al análisis correspondiente de los ejemplos anteriores, hemos podido ir viendo cómo juegan los publicistas con la teoría de la relevancia, partiendo de la idea de que los anuncios siempre van a tratar de vendernos algo.
Así pues, concluimos que la base de la teoría de la relevancia, según Speber y Wilson y entendida gracias al estudio de Yus Ramos, tiene su mayor pilar en el proceso cognitivo que realiza el receptor, ya que, si éste no buscara intención comunicativa alguna, los estímulos que captara serían por completo irrelevantes. Sin embargo, también es preciso señalar que el ser humano posee una naturaleza intuitiva que le hace percatarse de estímulos y que, aunque en el momento puede que le resulten irrelevantes, a veces, guarda como parte de un contexto previo que, quizás, le sirva para crear efectos contextuales futuros.
Los contextos previos suelen estar influenciados por el conocimiento enciclopédico que vamos adquiriendo tras las suposiciones que formamos a base de interactuar con los demás. En palabras de Yus Ramos, “Toda contextualización es, en general, una evaluación hipotética basada en las presuposiciones que el oyente genera en la interpretación de las intenciones de los enunciados”.
El papel del receptor se basa en el uso que hace de la inferencia. Ésta sería la encargada de “rellenar el vacío que existe entre la representación semántica del enunciado y lo que de hecho comunica dicho enunciado”, y el receptor habría de utilizarla para relacionar la intención informativa y la comunicativa de dicho enunciado.
Siguiendo al hilo de esta conclusión, vamos a utilizar un último ejemplo
que, si bien no tiene que ver con los anteriores, al menos en el formato, sí
puede resultar útil debido a la contemporaneidad de la que disfruta
actualmente; y que, al igual que en el caso de la publicidad, también juega –en
realidad, es un punto básico de la comunicación, así que todos los procesos
comunicativos tratan con ella, aunque sus participantes no sean del todo
conscientes –con dicha teoría: La red social conocida como Twitter.
Esta red social está basada en la idea de compartir información de manera rápida y en cualquier lugar del mundo. La intención comunicativa es tan patente en ella como podría ser en el caso de los anuncios publicitarios. El rico abanico de posibilidades a la hora de compartir información hace que estemos a merced de una gran cantidad de estímulos a los que no podemos prestar toda nuestra atención, y a los que tenemos que seleccionar basándonos en nuestro conocimiento enciclopédico que los situará en diferentes contextos previos para que podamos interpretarlos dependiendo de las suposiciones factuales que entran en relación con ellas. Las suposiciones factuales, es decir, las que tenemos en nuestra mente, se construyen a partir de cuatro fuentes: los mecanismos de percepción, la descodificación lingüística, los esquemas mentales almacenados en la memoria y la deducción.
Por último, ya que esta práctica se ha orientado al análisis de la publicidad, nos gustaría destacar que la mayoría de los anuncios recurren a la teoría del condicionamiento clásico, haciendo que el espectador asocie un estímulo neutro (el producto anunciado) con los estímulos positivos de los que se rodea en dicho anuncio, causando así que el spot publicitario goce de mayor relevancia para el receptor debido a la cantidad de información o sensaciones que transmite con el pretexto de vender un producto determinado.
Esta red social está basada en la idea de compartir información de manera rápida y en cualquier lugar del mundo. La intención comunicativa es tan patente en ella como podría ser en el caso de los anuncios publicitarios. El rico abanico de posibilidades a la hora de compartir información hace que estemos a merced de una gran cantidad de estímulos a los que no podemos prestar toda nuestra atención, y a los que tenemos que seleccionar basándonos en nuestro conocimiento enciclopédico que los situará en diferentes contextos previos para que podamos interpretarlos dependiendo de las suposiciones factuales que entran en relación con ellas. Las suposiciones factuales, es decir, las que tenemos en nuestra mente, se construyen a partir de cuatro fuentes: los mecanismos de percepción, la descodificación lingüística, los esquemas mentales almacenados en la memoria y la deducción.
Por último, ya que esta práctica se ha orientado al análisis de la publicidad, nos gustaría destacar que la mayoría de los anuncios recurren a la teoría del condicionamiento clásico, haciendo que el espectador asocie un estímulo neutro (el producto anunciado) con los estímulos positivos de los que se rodea en dicho anuncio, causando así que el spot publicitario goce de mayor relevancia para el receptor debido a la cantidad de información o sensaciones que transmite con el pretexto de vender un producto determinado.
4. Bibliografía consultada
- Apuntes de clase.
- Deirdre Wilson y Dan
Sperber: “La teoría de la relevancia”, Revista de Investigación Lingüística, VII (2004), 237-286.
- Francisco Yus Ramos: Cooperación y relevancia. Dos
aproximaciones pragmáticas a la interpretación, Alicante, Universidad de Alicante, 2003.
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